El siguiente artículo es tomado de http://www.melodiasenacero.com, actualmente inactivo.
PRIMERA PARTE
Ya que la vida, en ese constante acto de recordar, no es más que la colección de experiencias, a continuación plasmamos en estas páginas una cronología viviente del Metal en Medellín. Fechas, datos, anéctodas y experiencias que permiten llegar a lo que hoy día conocemos en la ciudad como Metal.
El metal en Medellín se da gracias a la influencia de grupos de hard rock y heavy metal norteamericano e inglés, como Black Sabbath, Deep Purple y Led Zeppelin, en los años 60, y Motor Head, Judas Priest e Iron Maiden en los 70´s.
El sonido duro incursionó en la ciudad en las décadas del sesenta y setenta a través de personas que viajaban al exterior y traían la música. Así se difundía en reuniones de minorías juveniles. Algunas emisoras como La Voz de la Música y programas especializados de la radio difundieron –entre los sesenta y ochenta– hard rock, heavy metal, rock sinfónico y experimental.
Los Yetis fue el grupo más influido por el sonido duro a finales de los sesenta. Comenzó a cuestionar la sociedad, la autoridad, la educación y la justicia a través de textos compuestos por algunos nadaistas.
Los iniciados en el hard rock comenzaron en la Caverna de Carolo, y luego se institucionalizaron a través del festival de Ancón. Medellín, la mojigata capital antioqueña, persiguió a los hippies, sinónimo de rockeros en aquel entonces, después de Ancón y durante toda la década del 70.
En los pocos sitios de reunión que existían en los sesenta, se escuchaban básicamente las tendencias devenidas del festival Woodstock. Fueron simplemente rockeros de la ciudad que se internaron en un hippismo rancio, mientras el acontecer del rock europeo y norteamericano evolucionaba a los escupitajos del punk y los gritos guerreros del heavy metal.
Es en los barrios de clase media alta y alta de la ciudad, es donde se difunde el heavy metal y las interpretaciones en inglés. Al final de los años 70, fue Judas el exponente de esos sectores sociales. Más adelante, a principios de los 80´s, la banda se fragmenta para dar vida a Carbure y Nash.
________________________
1980 - 1984. En los años ochenta se conoció y afianzó el rock duro no sólo como sonido, como entretenimiento, sino también como pretexto de reunión, forma de expresión y estética. De allí se crearon las "Notas", reuniones masivas de rockeros en los barrios, caldo de cultivo del movimiento subterráneo del rock de Medellín, donde se intercambiaba música, conocimiento, casetes y "pastas" (discos). En estas reuniones espontáneas y masivas se incluía heavy metal, psicodelia, rock sinfónico, experimental, hard rock y punk sin discriminaciones ideológicas. Un movimiento musical, comercial y cultural que marcó la ciudad de allí en adelante.
Uno de los sitios de reunión, o Nota, más acostumbrados fue el de la casa de Yolanda, integrante de la agrupación Fértil Miseria, quien al respecto dijo: "Mi madre no me dejaba ir mucho a los bailes... Le dije que me dejara hacer uno, que yo quería que ella viera cómo era, para que no estuviera reprimiéndome a toda hora. Hicimos el trato. Me dejó hacer un baile y le gustó, incluso le pareció muy bacano, y ya me dio entrada libre para seguir haciéndolos cuantas veces quisiera".
Una de las agrupaciones extranjeras que más adeptos consiguió e influyó en el sonido de las bandas de la ciudad en estos años, obligatoria para escuchar en las Notas, fue el grupo inglés Black Sabbath. Pauta sonora. Banda de iniciados, tanto para metaleros como punkeros.
Se creó un ambiente propicio para que surgiera la inquietud de la interpretación; se planteó la posibilidad de crear un rock propio, con el lenguaje y las vivencias específicas de la ciudad. Esto los llevó a conformar bandas para ejecutar ese sonido primitivo, ácido, rápido y estridente del “ultra metal” de esa primera fase en los ochenta. Parabellum y Mierda fueron, en 1984, las bandas más representativas de los barrios.
En lo referente a la clase media, en los inicios de los ochenta, era Kraken la agrupación que los representaba. Su inicio fue interpretando covers de agrupaciones de heavy metal, luego exploraron con letras muy individualistas y nada oscuras cantadas en español. Kraken no provenía de las Notas, de los barrios, sino de un sector residencial en el cual la violencia, el hambre, la falta de presencia del Estado y la represión policial, no eran un problema. Fueron dos realidades distintas con las expresiones del Metal en la ciudad, y cada quien enunció sus vivencias como las sentía. Aunque de manera alterna, se generó un movimiento de integración sociocultural donde jóvenes que pertenecían a los estratos altos se unían con los de estratos bajos, y viceversa, con el propósito de formar sus bandas. Los del Poblado, Laureles, Envigado, se encontraban con aquellos de Manrique, Castilla y Buenos Aires, para ensayar, grabar sus canciones y sacar adelante el grupo. También era común que ensayaran dos, tres, cuadro, cinco, o más, bandas en un solo lugar y el mismo día para colaborarse mutuamente: uno prestaba la batería, otro el bajo, otro la guitarra, el amplificador, y otro la casa, el garaje, la terraza, etc.
Desde 1984, aproximadamente, el Punk dividió las Notas y las llevó a su dispersión; quitó el esplendor y camaradería del encuentro general y del disfrute musical; creó los parches únicamente punks, con una filosofía, ideología y estilo de vida hermética en donde los que escuchaban rock duro o Metal eran “chatarreros” que había que rechazar. Pero claro, no todos se convirtieron al Punk. Durante este año fueron muchos los rockeros que continuaron disfrutando del sonido rock en general y que no se dejaron influir por esta nueva tendencia. Quedaron lugares esporádicos y amplios en los barrios, donde la identificación con la música, el intercambio y el disfrute por el rock duro no fueron absorbidos por radicalismos de uno u otro género.
1985. J.I.V. Ltda. organizó la Batalla de las Bandas en la plaza de toros La Macarena, donde se presentaron las agrupaciones: Parabellum, Mierda, Spool, Láser, Excalibur y Kraken. A los asistentes se les entregó un papel para escribir cuál consideraban era la mejor banda, dado que a la agrupación ganadora se le prensaría un disco. Premio bastante satisfactorio para cualquier agrupación en aquellos días. La banda ganadora fue Parabellum, atracción principal del evento desde el momento en que subió a la tarima. Los asistentes enloquecieron escuchando temas como: Venérea; Mutación por Radiación; Engendro 666; Guerra, Monopolio y Sexo. Algunos quedaron anonadados al escuchar el sonido violento que engendraban desde sus instrumentos, los más fuertes que se habían escuchado hasta entonces.
El Puente
El hardcore, unión entre el Punk y el Metal, se engendró después de la Batalla de las Bandas, aproximadamente entre 1987 y 1988. El hardcore fue considerado, en primera instancia, una vertiente del Punk debido a que era bastante rápido, violento y directo, ya que manejaba conceptos de pesadez y algo de destreza en la guitarra; elementos que muchos metaleros asimilaron e incluyeron en sus producciones. Así pues, este ritmo, que prevaleció en el movimiento subterráneo de Medellín, fue el puente que unió a músicos de las dos tendencias.
Persecución religiosa
El satanismo, disculpa para acosar y perseguir a los rockeros, del que tanto hablaban y temían las autoridades religiosas, fue -y es- dentro del rock, y especialmente en el Metal, un concepto de oposición a la autoridad y no una práctica religiosa, pues como precisó Carlos Mario 'La Bruja”, guitarrista de Parabellum: “Es una crítica al catolicismo, no una religión para los metaleros". Este satanismo se convirtió en la herramienta para enfrentar la doble moral cristiana y la moral social. Al respecto, Dilson Diaz, vocalista de La Pestilencia, dijo en su momento que "el metal de Medellín mostró la realidad que vivía este país… Hemos tratado de atacar un poco la religión, pero más por los intereses que ésta tiene de por medio".
La asociación general entre satanismo y rock, por parte del cristianismo y el Estado, era la muestra fehaciente de una falta de conocimiento ante las tendencias y filosofías del rock. Además de un absoluto analfabetismo ante los movimientos oscuros del Metal en los países nórdicos; tendencias devenidas del Metal.
1987. El sencillo de Parabellum salió en marzo de este año con los temas: Madre muerte y Engendro 666, creados en 1984. Este trabajo marcó el ámbito underground de Medellín y caracterizó el sonido del llamado “metal medallo”. Para aquel entonces, Parabellum se convirtió en una banda de culto pues era el grupo que con más admiración se recordaba desde su primer concierto (Manrique, 1984), donde impactó por su novedosa manera de ejecutar el Metal con sonidos rápidos y agresivos. Algo que ninguna banda de la ciudad había realizado.
Existieron otras agrupaciones de gran trascendencia en Medellín, como Astaroth y Blasfemia, quienes hicieron su primer concierto en 1987 en el barrio Castilla, junto a las agrupaciones Agresor, Sacrilegio, Maleficio y Parabellum. Durante este mismo año, la banda Reencarnación debutó con su demo Dioses Muertos, el cual les permitió destacarse en el movimiento metalero y ser considerados como la banda más importante del death metal en la ciudad.
1988. Las bandas comenzaron a preocuparse por tener grabaciones. Ese fue el caso de la agrupación Astaroth, que apareció con su sencillo durante este año. Lo mismo hizo Reencarnación, quien realizó su primer LP, y el cual fue autotitulado: Reencarnación.
Otros que también grabaron fueron: Blasfemia con su trabajo Guerra Total; Némesis con Hombre, Oveja Negra; y Parabellum con Mutación por Radiación.
También en este año, Producciones JJ y Tiempos Modernos produjeron la polémica película Rodrigo D. No Futuro, y para su banda sonora, que más adelante se plasmó en un LP, invitaron a algunas agrupaciones de Punk como: Desconcierto, Pestes, Mutantex y Pene, las cuales conformaron el Lado A. Mientras que las bandas de Metal: Ekrión, Agresor, Profanación, Amén, Blasfemia y Mierda, compusieron el lado B.
1989. Durante estos años comenzaron a surgir más revistas especializadas que informaban y creaban canales de comunicación dentro del movimiento subterráneo de la ciudad. Entre ellas sobresalieron: Nueva Fuerza, Tiempos Mortis, Necrometal, Subterráneo Medellín, Hell´Zine, Black Zine, Forcé, Retaliación y Breakin the Silence; estaban al aire algunos programas radiales, como los especiales realizados por Disco ZH, donde apoyaban la escena underground local, nacional e internacional. Muchos de estos espacios desaparecieron con la misma rapidez con que surgieron.
Se proyectó el Metal paisa hacia Colombia y el mundo. Se empezaron hacer los primeros contactos con bandas, revistas y sellos del exterior, por ello algunas publicaciones empezaron a incluir en sus páginas, además de las acostumbradas entrevistas y comentarios nacionales, entrevistas con bandas americanas, latinoamericanas y europeas, acrecentando así el interés por las revistas. Lo que de igual manera les permitió que adquirieran un carácter coleccionable. Aunque, vale anotar, muchas de estas revistas carecían del criterio y rigor periodístico necesario en sus informes y entrevistas, pues debido a la rivalidad existente entre los dueños de éstas, llegaban incluso a inventarse entrevistas y productos para lograr más ventas, procurarse seguidores y asustar a los creadores de otros magazines.
La banda Masacre publicó el trabajo Sepulcros en Ruinas; luego prensó dos demos: Colombia, Imperio del Terror, en este mismo año, y Cáncer de Nuestros Días, en 1990.
Otras bandas de la ciudad, como Agresor, Nicromancia, Ekrión y Profecía (más adelante conocida como Reencarnación), Profanación, Maleficio, Sacrilegio, Némesis, Parabellum, entre muchas otras, empezaron a dejar grabaciones piratas con un sonido deficiente, pero que para la época era lo que circulaba y con lo que el público metalero de la ciudad se conformaba.
Comenzaron a producirse conciertos más grandes, donde podían asistir alrededor de 300 ó 500 personas. Estos se hacían en los barrios Castilla, Aranjuez, Itagüí, Envigado, Belén, Robledo, entre otros. Pero había un lugar especial en Belén San Bernardo, más específicamente en la casa de “Lucho”, vocalista de Némesis. Él prestaba el patio de su casa, donde cabían, estrechamente, más de 100 personas. Esto era una verdadera batalla, tanto para entrar como para acomodarse. Allí llegarían a presentarse Reencarnación, Masacre, Némesis, Nicromancia y Pirokinesis. En esos conciertos, que realmente eran más un parche, sirvieron también como sitios para bailar, conseguir las grabaciones, tomar fotos, intercambiar música y conocer bandas, quienes eran los personajes centrales de los parches del “metal medallo”.
Segunda Parte
PRIMERA PARTE
Ya que la vida, en ese constante acto de recordar, no es más que la colección de experiencias, a continuación plasmamos en estas páginas una cronología viviente del Metal en Medellín. Fechas, datos, anéctodas y experiencias que permiten llegar a lo que hoy día conocemos en la ciudad como Metal.
El metal en Medellín se da gracias a la influencia de grupos de hard rock y heavy metal norteamericano e inglés, como Black Sabbath, Deep Purple y Led Zeppelin, en los años 60, y Motor Head, Judas Priest e Iron Maiden en los 70´s.
El sonido duro incursionó en la ciudad en las décadas del sesenta y setenta a través de personas que viajaban al exterior y traían la música. Así se difundía en reuniones de minorías juveniles. Algunas emisoras como La Voz de la Música y programas especializados de la radio difundieron –entre los sesenta y ochenta– hard rock, heavy metal, rock sinfónico y experimental.
Los Yetis fue el grupo más influido por el sonido duro a finales de los sesenta. Comenzó a cuestionar la sociedad, la autoridad, la educación y la justicia a través de textos compuestos por algunos nadaistas.
Los iniciados en el hard rock comenzaron en la Caverna de Carolo, y luego se institucionalizaron a través del festival de Ancón. Medellín, la mojigata capital antioqueña, persiguió a los hippies, sinónimo de rockeros en aquel entonces, después de Ancón y durante toda la década del 70.
En los pocos sitios de reunión que existían en los sesenta, se escuchaban básicamente las tendencias devenidas del festival Woodstock. Fueron simplemente rockeros de la ciudad que se internaron en un hippismo rancio, mientras el acontecer del rock europeo y norteamericano evolucionaba a los escupitajos del punk y los gritos guerreros del heavy metal.
Es en los barrios de clase media alta y alta de la ciudad, es donde se difunde el heavy metal y las interpretaciones en inglés. Al final de los años 70, fue Judas el exponente de esos sectores sociales. Más adelante, a principios de los 80´s, la banda se fragmenta para dar vida a Carbure y Nash.
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1980 - 1984. En los años ochenta se conoció y afianzó el rock duro no sólo como sonido, como entretenimiento, sino también como pretexto de reunión, forma de expresión y estética. De allí se crearon las "Notas", reuniones masivas de rockeros en los barrios, caldo de cultivo del movimiento subterráneo del rock de Medellín, donde se intercambiaba música, conocimiento, casetes y "pastas" (discos). En estas reuniones espontáneas y masivas se incluía heavy metal, psicodelia, rock sinfónico, experimental, hard rock y punk sin discriminaciones ideológicas. Un movimiento musical, comercial y cultural que marcó la ciudad de allí en adelante.
Uno de los sitios de reunión, o Nota, más acostumbrados fue el de la casa de Yolanda, integrante de la agrupación Fértil Miseria, quien al respecto dijo: "Mi madre no me dejaba ir mucho a los bailes... Le dije que me dejara hacer uno, que yo quería que ella viera cómo era, para que no estuviera reprimiéndome a toda hora. Hicimos el trato. Me dejó hacer un baile y le gustó, incluso le pareció muy bacano, y ya me dio entrada libre para seguir haciéndolos cuantas veces quisiera".
Una de las agrupaciones extranjeras que más adeptos consiguió e influyó en el sonido de las bandas de la ciudad en estos años, obligatoria para escuchar en las Notas, fue el grupo inglés Black Sabbath. Pauta sonora. Banda de iniciados, tanto para metaleros como punkeros.
Se creó un ambiente propicio para que surgiera la inquietud de la interpretación; se planteó la posibilidad de crear un rock propio, con el lenguaje y las vivencias específicas de la ciudad. Esto los llevó a conformar bandas para ejecutar ese sonido primitivo, ácido, rápido y estridente del “ultra metal” de esa primera fase en los ochenta. Parabellum y Mierda fueron, en 1984, las bandas más representativas de los barrios.
En lo referente a la clase media, en los inicios de los ochenta, era Kraken la agrupación que los representaba. Su inicio fue interpretando covers de agrupaciones de heavy metal, luego exploraron con letras muy individualistas y nada oscuras cantadas en español. Kraken no provenía de las Notas, de los barrios, sino de un sector residencial en el cual la violencia, el hambre, la falta de presencia del Estado y la represión policial, no eran un problema. Fueron dos realidades distintas con las expresiones del Metal en la ciudad, y cada quien enunció sus vivencias como las sentía. Aunque de manera alterna, se generó un movimiento de integración sociocultural donde jóvenes que pertenecían a los estratos altos se unían con los de estratos bajos, y viceversa, con el propósito de formar sus bandas. Los del Poblado, Laureles, Envigado, se encontraban con aquellos de Manrique, Castilla y Buenos Aires, para ensayar, grabar sus canciones y sacar adelante el grupo. También era común que ensayaran dos, tres, cuadro, cinco, o más, bandas en un solo lugar y el mismo día para colaborarse mutuamente: uno prestaba la batería, otro el bajo, otro la guitarra, el amplificador, y otro la casa, el garaje, la terraza, etc.
Desde 1984, aproximadamente, el Punk dividió las Notas y las llevó a su dispersión; quitó el esplendor y camaradería del encuentro general y del disfrute musical; creó los parches únicamente punks, con una filosofía, ideología y estilo de vida hermética en donde los que escuchaban rock duro o Metal eran “chatarreros” que había que rechazar. Pero claro, no todos se convirtieron al Punk. Durante este año fueron muchos los rockeros que continuaron disfrutando del sonido rock en general y que no se dejaron influir por esta nueva tendencia. Quedaron lugares esporádicos y amplios en los barrios, donde la identificación con la música, el intercambio y el disfrute por el rock duro no fueron absorbidos por radicalismos de uno u otro género.
1985. J.I.V. Ltda. organizó la Batalla de las Bandas en la plaza de toros La Macarena, donde se presentaron las agrupaciones: Parabellum, Mierda, Spool, Láser, Excalibur y Kraken. A los asistentes se les entregó un papel para escribir cuál consideraban era la mejor banda, dado que a la agrupación ganadora se le prensaría un disco. Premio bastante satisfactorio para cualquier agrupación en aquellos días. La banda ganadora fue Parabellum, atracción principal del evento desde el momento en que subió a la tarima. Los asistentes enloquecieron escuchando temas como: Venérea; Mutación por Radiación; Engendro 666; Guerra, Monopolio y Sexo. Algunos quedaron anonadados al escuchar el sonido violento que engendraban desde sus instrumentos, los más fuertes que se habían escuchado hasta entonces.
El Puente
El hardcore, unión entre el Punk y el Metal, se engendró después de la Batalla de las Bandas, aproximadamente entre 1987 y 1988. El hardcore fue considerado, en primera instancia, una vertiente del Punk debido a que era bastante rápido, violento y directo, ya que manejaba conceptos de pesadez y algo de destreza en la guitarra; elementos que muchos metaleros asimilaron e incluyeron en sus producciones. Así pues, este ritmo, que prevaleció en el movimiento subterráneo de Medellín, fue el puente que unió a músicos de las dos tendencias.
Persecución religiosa
El satanismo, disculpa para acosar y perseguir a los rockeros, del que tanto hablaban y temían las autoridades religiosas, fue -y es- dentro del rock, y especialmente en el Metal, un concepto de oposición a la autoridad y no una práctica religiosa, pues como precisó Carlos Mario 'La Bruja”, guitarrista de Parabellum: “Es una crítica al catolicismo, no una religión para los metaleros". Este satanismo se convirtió en la herramienta para enfrentar la doble moral cristiana y la moral social. Al respecto, Dilson Diaz, vocalista de La Pestilencia, dijo en su momento que "el metal de Medellín mostró la realidad que vivía este país… Hemos tratado de atacar un poco la religión, pero más por los intereses que ésta tiene de por medio".
La asociación general entre satanismo y rock, por parte del cristianismo y el Estado, era la muestra fehaciente de una falta de conocimiento ante las tendencias y filosofías del rock. Además de un absoluto analfabetismo ante los movimientos oscuros del Metal en los países nórdicos; tendencias devenidas del Metal.
1987. El sencillo de Parabellum salió en marzo de este año con los temas: Madre muerte y Engendro 666, creados en 1984. Este trabajo marcó el ámbito underground de Medellín y caracterizó el sonido del llamado “metal medallo”. Para aquel entonces, Parabellum se convirtió en una banda de culto pues era el grupo que con más admiración se recordaba desde su primer concierto (Manrique, 1984), donde impactó por su novedosa manera de ejecutar el Metal con sonidos rápidos y agresivos. Algo que ninguna banda de la ciudad había realizado.
Existieron otras agrupaciones de gran trascendencia en Medellín, como Astaroth y Blasfemia, quienes hicieron su primer concierto en 1987 en el barrio Castilla, junto a las agrupaciones Agresor, Sacrilegio, Maleficio y Parabellum. Durante este mismo año, la banda Reencarnación debutó con su demo Dioses Muertos, el cual les permitió destacarse en el movimiento metalero y ser considerados como la banda más importante del death metal en la ciudad.
1988. Las bandas comenzaron a preocuparse por tener grabaciones. Ese fue el caso de la agrupación Astaroth, que apareció con su sencillo durante este año. Lo mismo hizo Reencarnación, quien realizó su primer LP, y el cual fue autotitulado: Reencarnación.
Otros que también grabaron fueron: Blasfemia con su trabajo Guerra Total; Némesis con Hombre, Oveja Negra; y Parabellum con Mutación por Radiación.
También en este año, Producciones JJ y Tiempos Modernos produjeron la polémica película Rodrigo D. No Futuro, y para su banda sonora, que más adelante se plasmó en un LP, invitaron a algunas agrupaciones de Punk como: Desconcierto, Pestes, Mutantex y Pene, las cuales conformaron el Lado A. Mientras que las bandas de Metal: Ekrión, Agresor, Profanación, Amén, Blasfemia y Mierda, compusieron el lado B.
1989. Durante estos años comenzaron a surgir más revistas especializadas que informaban y creaban canales de comunicación dentro del movimiento subterráneo de la ciudad. Entre ellas sobresalieron: Nueva Fuerza, Tiempos Mortis, Necrometal, Subterráneo Medellín, Hell´Zine, Black Zine, Forcé, Retaliación y Breakin the Silence; estaban al aire algunos programas radiales, como los especiales realizados por Disco ZH, donde apoyaban la escena underground local, nacional e internacional. Muchos de estos espacios desaparecieron con la misma rapidez con que surgieron.
Se proyectó el Metal paisa hacia Colombia y el mundo. Se empezaron hacer los primeros contactos con bandas, revistas y sellos del exterior, por ello algunas publicaciones empezaron a incluir en sus páginas, además de las acostumbradas entrevistas y comentarios nacionales, entrevistas con bandas americanas, latinoamericanas y europeas, acrecentando así el interés por las revistas. Lo que de igual manera les permitió que adquirieran un carácter coleccionable. Aunque, vale anotar, muchas de estas revistas carecían del criterio y rigor periodístico necesario en sus informes y entrevistas, pues debido a la rivalidad existente entre los dueños de éstas, llegaban incluso a inventarse entrevistas y productos para lograr más ventas, procurarse seguidores y asustar a los creadores de otros magazines.
La banda Masacre publicó el trabajo Sepulcros en Ruinas; luego prensó dos demos: Colombia, Imperio del Terror, en este mismo año, y Cáncer de Nuestros Días, en 1990.
Otras bandas de la ciudad, como Agresor, Nicromancia, Ekrión y Profecía (más adelante conocida como Reencarnación), Profanación, Maleficio, Sacrilegio, Némesis, Parabellum, entre muchas otras, empezaron a dejar grabaciones piratas con un sonido deficiente, pero que para la época era lo que circulaba y con lo que el público metalero de la ciudad se conformaba.
Comenzaron a producirse conciertos más grandes, donde podían asistir alrededor de 300 ó 500 personas. Estos se hacían en los barrios Castilla, Aranjuez, Itagüí, Envigado, Belén, Robledo, entre otros. Pero había un lugar especial en Belén San Bernardo, más específicamente en la casa de “Lucho”, vocalista de Némesis. Él prestaba el patio de su casa, donde cabían, estrechamente, más de 100 personas. Esto era una verdadera batalla, tanto para entrar como para acomodarse. Allí llegarían a presentarse Reencarnación, Masacre, Némesis, Nicromancia y Pirokinesis. En esos conciertos, que realmente eran más un parche, sirvieron también como sitios para bailar, conseguir las grabaciones, tomar fotos, intercambiar música y conocer bandas, quienes eran los personajes centrales de los parches del “metal medallo”.
Segunda Parte
Muy buen aporte.
ResponderEliminarLástima a estas bandas no se les dio el apoyo que merecían. Lo importante es que disfrutaban haciendo música. 🎧